lunes, 26 de marzo de 2007

Versalles vs Escorial

En estas majestades arquitectónicas se produce en distinto proceso de análisis, si bien es obvio su carácter barroco, es necesario entenderlos como partes de un discurso del barroco distinto, que puede diferenciarse y catalogarse entendiendo el pensamiento "barroco" de sus determinadas regiones.
Palacio de Versalles (Francia)





En este periodo del arte, en Francia había un entendimiento del arte al servicio de la monarquía. El Rey Luis XIII había ordenado la asistencia de los mejores artistas para el decorado de su corte, y en esta forma, emitir un mensaje de grandeza, fuerza y abundancia; luego Luis XIV en 1661 ordena la construcción del palacio de Versalles. En el sentido de traducción religioso del barroco, los monarcas franceses eran la representación divina en la tierra, su palacio de Versalles era su edén, un jardín de las delicias, una maravilla natural de orden, con un edificio de enormes proporciones, que logran en el espectador una sensación de contemplar lo eterno, y de ser en contraste, insignificante. En esto reside el carácter teatral del barroco en este edificio, la idea de la representación de un Paraíso, la idea de exaltar las emociones del espectador, idea que parte del barroco italiano y que es continuado en Francia.
A pesar de lo geométrico de su fachada, el sentido barroco del palacio esta en su espíritu de grandeza y su carácter de infinito. En su interior, el palacio esta ricamente decorado, con toda la ostenciación propia de los monarcas franceses de este período.





El escorial (España)





En contraste con el Palacio de Versalles, y con el arte barroco francés, este edificio imponente, construido entre 1563 y 1584, nos ofrece otro tipo de discurso de poder. En España, se manejaban unos valores religiosos más rígidos, y basados en la idea del martirio, el sufrimiento, la penitencia, la contención del espíritu, para ellos entonces, un mensaje de ostentación y derroche no era el más apropiado. Grandeza sobria, un poco áspera y terrosa -como la pintura sevillana- es el matiz de Escorial.
A través de sus pasillos se observa un trato modesto que llega a ser sobrio de la iconografía, a diferencia de Versalles que es más arrogante y brillante. En los interiores del Escorial, se crean constantes claroscuros que le confieren un tono tenebroso y a veces lúgubre. Finalmente, y como prueba única de la máxima ostentación en el Escorial, su basílica esta ampliamente decorada y es de gran riqueza arquitectónica, con una inmensa cúpula y un altar magnifico lleno de frescos, es allí donde se desborda la contención espiritual, el martirio, se suelta el silicio y se somete el cuerpo y el alma juicio divino.


Tenemos en estos dos edificios, dos muestras que concentrar el pensamiento de una época a través de su arquitectura, de su forma de representar, forma que varía según su entendimiento de un estilo y su interpretación de un dogma, casi como los distintos estilos de la pintura en países protestante.







basílica del Escorial (España)

domingo, 25 de marzo de 2007

Andrea Palladio

En la figura de Andrea Palladio(1508- 1580) tenemos a un personaje parece no haberse identificado nunca con un estilo, parece tomar a complacencia variedad de detalles hasta inventarse en una obra.

Cronológicamente es considerado un autor del Renacimiento, estilísticamente podría decirse que también lo es, así como podría ser Manierista o Barroco. Las estructuras de Palladio son un conflicto de la función y la forma, llegan a ser un derroche de decorado, así como rebaten el contraste del acabado limpio, lineal y geométrico, para romper el continuo orden, en una visión multifocal. Palladio suele introducir la discontinuidad en sus obras, a través de una reinvención, o mezcla de estilos, la reutilización de los mismos, les da un nuevo sentido.

Villa rotunda, Vicenza, Italia (1550)



En el cambio de ordenes, Palladio logra una mayor diversidad expresiva en el discurso, su distinta utilización de diversas fracciones de otros recursos arquitectónicos se mezclan para dar más poder o más naturalidad a las edificaciones. Por ejemplo, en Villa Rotunda, se utiliza un estilo jónico, en un marco Renacentista, dándole un ímpetu distinto a un pasado clásico. Esto a su vez, sugiere el poder, a través del dominio de la técnica, y es un emblema de refinamiento y ostentación de quien posee el edificio. Existe una preocupación por no mostrar simpleza, sino maestría en la elaboración de estos edificios, no se busca realizar un calco, una forma repetitiva como en la pintura gótica, aquí, las formas se prolongan a lo largo y a lo ancho, casi desmesuradamente, pero luego se contienen en un espacio ideal.




Villa barbaro, Treviso (1557- 1558)



En la Villa Barbaro se puede apreciar, como el artista traduce e interpreta su multiplicidad de discursos, en un balance estético. La importancia al decorado, y el decorado sobrecargado, la importancia a la curva, la tensión que viene de los lados y luego calza tranquilamente en el centro, es domino de juego de volúmenes que hacen el espacio relevante y le dan un sentido trascendental a la entrada.
Este manejo de la técnica y de sus recursos, introducen a este autor, sino en el Barroco, en su transito más marcado.

Representación en el siglo XVI

Para la comprensión de la estética arquitectónica de esta época, es necesario la consideración del siguiente canon:



"El 'dinamismo' frecuentemente citado, que observamos en las fachadas e interiores animados, en las figuras de los techos, arrebatadas al cielo como por energías sobrenaturales, y también el movimiento del alma que aflora en las expresiones de los rostros, tiene como objetivo derogar la contradicción entre el instante y lo permanente, lo que sólo podía conseguirse en el ceremonial, y que sólo se forma simbólicamente."



Partiendo de un epistema que introduce libertad expresiva sustentado por un dogma cientificista, el Barroco se sustenta a su vez por uno religioso -el Concilio de Trento- . Bajo esta normativa se impone un nuevo tipo de representación que toma lo técnico del Renacimiento, y lo conduce a una teatralidad extrema, con una necesidad de crear una empatía emotiva en el espectador, por medio del dolor, miedo, la compasión. En contraste con el Renacimiento es una emotividad dinámica, Wolfflin nos dice que mientras el Renacimiento es tranquilo, el Barroco es inestable. En este dinamismo reside la vitalidad el Barroco, lo que le confiere un carácter eterno. Manteniendo el contacto con las formas que le preceden, sigue paralelo a un equilibrio, a través de la tensión, las formas se mantienen en un límite, mas no se desbordan. La violencia también es parte de este discurso, pero a veces no queriendo ser tan obvia, es una violencia en fricción, cuando no salta a la vista, es una fuerza detrás de las formas.

La arquitectura de este periodo impacta con un discurso de poder basado en los preceptos religiosos del momento, poder que luego recae en la representación de las construcciones de los monarcas. Dentro del caos expresivo del Barroco en el que se unen la transformación constante de las formas, las curvas, la ilusión de profundidad, la oscuridad y la luz, el constante cambio de texturas, las distintas tensiones pujantes, terminan creando una armonía en su totalidad y concentran la visión del espectador en un punto focal, introduciendo la idea de espacio absoluto. Bajo este conjunto de elementos dispersos se concentra la idea de la arquitectura barroca.
Baldaquino, Basilica de San Pedro ( Bernini)